Incluso contando con los servicios de un buen adiestrador canino profesional, son varias las causas por las que un adiestramiento puede llegar a fracasar. Dando por sentado que el adiestrador canino a quien recurras sea profesional y haga un diagnóstico adecuado donde trate de reproducir los conflictos que se le presentan a tu perro, a continuación te cuento las 8 causas más habituales del fracaso.

Tener unas expectativas demasiado elevadas suele ser motivo de insatisfacción: cuando contrates los servicios de un adiestrador canino, deberíais acordar qué comportamientos quieres que aprenda tu perro y qué nivel aproximado esperas que alcance. El adiestrador hará su diagnóstico y te propondrá un plan de acción realista para que no creas que, si tú pero aún no sabe nada, en 5 clases va a ser capaz de aprender a caminar a tu lado sin correa mientras atravesáis un parque lleno de niños jugando.

Es el motivo más habitual de que fracase un adiestramiento, pero es raro en caso de que acudas a un adiestrador canino profesional puesto que una de las primeras cosas que debería explicarte es que tu perro y tú habláis idiomas completamente diferentes. Para que tu perro te obedezca, es imprescindible que entienda qué esperas de él. No, no es necesario que hables a tu border collie en inglés o a tu malinois en flamenco, pero sí necesitaréis aprender a comunicaros en un idioma común antes de esperar que te entienda por arte de magia.

En caso de una obediencia básica o la educación de un cachorro suele ser suficiente con dar una o dos sesiones semanales pero para los casos de modificación de conducta a menudo es imprescindible dar varias sesiones seguidas. Además, después de las sesiones tendrás que hacer los deberes, por lo que si tu perro presenta problemas que lo requieren y tus horarios son muy complicados, conseguirás mejores resultados si reservas algunos días de vacaciones para trabajarlos.

Para que tu perro aprenda, necesita practicar en el lugar donde se producen las conductas y en condiciones similares. Si no, sería como si te enseñasen a conducir en un aparcamiento vacío y después te hicieran atravesar el centro en coche. No sería justo, ¿verdad?

Es importante que atajes los problemas en el momento en que se producen. Si lo dejas para después, corres el riesgo de que el comportamiento se arraigue y termine enquistándose.

Si no has entendido la filosofía detrás del programa, lo más probable es que falles en los tiempos de aplicación. La irregularidad solo le pondrá las cosas más difíciles a tu perro, por lo que es importante que preguntes todas las veces que haga falta hasta que quede claro.

Lo habitual es que cuando termines las clases aún quede trabajo por hacer para que tu perro generalice lo que ha aprendido, por lo que te recomiendo que te asegures de tener claro cómo continuar por tu cuenta antes de dar un adiestramiento por concluido.

No practicar periódicamente las conductas aprendidas puede hacer que lleguen a desaparecer. Montar en bicicleta no se olvida, pero si hace mucho que no montas, ¡mejor no te lances por una cuesta abajo muy empinada!